Antes de iniciar con la grabación del primer programa de Ecuador Turístico, el equipo de producción ya había ubicado en el Google maps los diferentes parajes cercanos a la laguna de Quilotoa.  Se pensó en visitar los mejores lugares turísticos de la provincia de Cotopaxi: Pujilí, Isinche, Tigua y la laguna Quilotoa.

Sonó el despertador que programamos en los celulares, eran las cinco de la mañana; aún no salía ni el primer rayo de sol.  Pero, aunque cueste un poco levantarse a esa hora, teníamos que tomar coraje y levantarnos.  Solo de pensar en la aventura que nos esperaba, se nos fue la pereza y el sueño.  ¡A rodar se ha dicho!

Paula salía desde Quito en bus, en una suerte de aventura mochilera, nuestro objetivo es mostrar al público que es posible armar buenos paseos tanto en bus, como en carro propio.  En Tambillo tomó uno hasta Pujilí, donde se dio una vuelta por el mercado y el parque, luego averiguó cómo llegar al santuario de Isinche.

Viajó en la parte posterior de la camioneta para disfrutar de una mejor vista.  Casas de adobe, amplias laderas revestidas de verde vegetación, iglesias, y el cielo azul, le acompañaron por unos 15 minutos.

Llegando a Isinche. 

La hacienda Isinche Grande está ubicada a unos 5km de Pujilí (provincia de Cotopaxi).  Creyentes de todo el país veneran la imagen del niño Jesús que mide unos 35 cm de alto, quienes se dan cita en este lugar para agradecer por los milagros recibidos.  Velas, comparsas, desfiles, bandas de pueblo, misas, son los actos que ofrecen los peregrinos y lugareños en honor al Niño de Isinche.

Al bajarse de la camioneta, Paula se desconcierta.  Escucha música, observa muchas personas disfrazadas, los niños corría y reían, casi todos cargaban una cantimplora con licor.  Muchos se acercaron a darnos la bienvenida.  La tradición consiste en tomar un trago antes del desfile.  ¿Y ahora qué hago? Preguntó Paula a los encargados de producción.  No se puede rechazar, es un acto de alegría y hermandad, contestaron.

Uno de los personajes se acercó a Paula, después de brindarle una copita de licor, le comentó que la figura del Niño de Isinche fue tallada en 1742, años después los indígenas la encontraron, y junto con la gente del pueblo decidieron construir una pequeña iglesia en la hacienda. Las fechas con mayor concurrencia son en el mes de diciembre, sin embargo en cualquier día del año, los devotos pueden ofrecer misas.

Que es muy milagroso cuentan las personas que entrevistamos, mientras rezaban con devoción en una pequeña sala con decenas de velas encendidas.

La visita al santuario fue una experiencia inolvidable, la gente es muy amable y alegre.  Los disfrazados se hicieron algunos selfies con Paula, para tenerlos de recuerdo y subirlos a Facebook, seguramente.

Nuestra cultura, fiestas tradicionales religiosas tienen mucho encanto, estamos seguros que conoceremos otro lindo rincón de nuestro Ecuador Turístico.

Redacción: Paola Vargas H.

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